domingo, 23 de julio de 2017

Unas semanas más tarde el encuentro secreto con Jordi Pujol, en el molino de Rato en Carabaña, allanaba definitivamente el camino de la investidura.

onocí a Miguel Blesa en una cena a comienzos de los 90, en la casa de amplios ventanales que la madre de Juan Villalonga compartía con su segundo marido -el oncólogo que le había salvado la vida- justo enfrente de Zalacain. Estaban los Aznar, estaban Cela y Marina Castaño, Juan y su esposa Concha Tallada, y Blesa y la suya, una mujer inteligente de rostro redondo y vivaracho llamada María José Portela.
Ilustración: Javier Muñoz.
Ilustración: Javier Muñoz.
La personalidad de la anfitriona, María Pilar Pérez-Modrego, era tal, que nadie, ni siquiera el nobel, parecía brillar a su lado. El momento culminante de la cena llegó cuando Aznar estaba explicando sus planes como jefe de la oposición y ella golpeó dos veces la mesa con la mano y luego la alzó, imperativa: "¡Jose, habla más alto!".
En el extremo opuesto, rayano en la irrelevancia, quedó clasificado en mi subconsciente Miguel Blesa. Era un "en boca cerrada no entran moscas", pero no de la variedad de los prudentes, sino de los que no tienen nada que decir. Habría nacido en Linares, pero gracia andaluza, la verdad, se le veía poca.
Fue María José quien me contó que su relación con los Aznar venía de lejos. Miguel no era compañero de pupitre como Juan; pero se habían conocido en mi ciudad natal, Logroño, cuando ambos eran dos jóvenes inspectores destinados en la Delegación de Hacienda.
Aznar era el hombre fuerte a la espera, Villalonga el que tiraba del carro de su ambición y Blesa un mero acompañante al que el destino colocó en el asiento de atrás
Pronto me hice mi composición de lugar: en aquel triángulo amistoso, Aznar era el hombre fuerte a la espera, Villalonga el que tiraba del carro de su ambición y Blesa un mero acompañante, al que el destino había colocado en el asiento de atrás. Luego me dijeron que era muy servicial y apreciado en el grupo porque les hacía las declaraciones de la renta a todos. Alguien lo recordaba recorriendo Madrid en una moto, haciendo recados y favores.
Me enteré de que el PP lo había colocado en el consejo de Caja Madrid cuando Aznar recurrió a él para dar la batalla interna contra la pretensión de Gallardón, ya presidente de la Comunidad, de implicar a la entidad en un consorcio liderado por Polanco para explotar la televisión por cable. Aznar consideró aquello una "traición" e hizo cuanto pudo por bloquearlo.
Curiosamente, década y media después, con esa herida ya restañada, Gallardón sería el gran valedor de la continuidad de Blesa como presidente de Caja Madrid, cuando Esperanza Aguirre -con su ojo clínico habitual- pretendió sustituirlo por Ignacio González. Por difícil que parezca, todo es siempre susceptible de ser empeorado.
El 19 de abril de 1995 yo estaba con Aznar en la habitación 217 de la clínica Ruber de Juan Bravo, cuando se abrió la puerta y entraron los Villalonga y los Blesa. El refundador del PP permanecía en observación tras sobrevivir milagrosamente a la carga explosiva colocada por ETA al paso de su automóvil. Al llegar a visitarle me había cruzado con Rodrigo y Gela Rato, y con Mariano Rajoy. El barbado vicesecretario general me había franqueado la entrada con su docilidad habitual: "Pasa ahora que está solo... Seguro que le gustará verte".
Tras el atentado de ETA contra Aznar, Miguel Blesa dijo la tontería más inadecuada, en el lugar menos apropiado y en el momento más inoportuno
Aznar llevaba unos vaqueros y una camisa que le habían traído de casa y estaba viendo un partido del Milan y otro equipo extranjero, como si tal cosa. Durante media hora relató con detalle lo ocurrido, me contó las dos llamadas del rey Juan Carlos y me transmitió la perplejidad que le producía que Felipe González no hubiera acudido a visitarle como jefe de Gobierno y responsable último de su seguridad. Había entrado en materia filosófica, reflexionando sobre el sentido de la vida, cuando la llegada de sus amigos creó un absurdo anticlímax.
Miguel Blesa dijo entonces la tontería más inadecuada, en el lugar menos apropiado, en el momento más inoportuno:
-¿Sabes el chiste que circula por Madrid? Que la bomba no la ha puesto ETA sino Felipe. ¿Y sabes por qué? Muy sencillo: porque ha fallado.
Aznar esbozó una sonrisa de compromiso pero hizo un gesto desaprobatorio. Ana Botella, que se había incorporado al grupo, cambió por completo el tono de la conversación:
-Ha sido un verdadero milagro. Ha sido Dios quien nos ha ayudado.
Aznar había llegado a la Moncloa con un halo de puritanismo pequeño burgués acuñado en Castilla y León al suprimir las Visa Oro de los cargos públicos
Ese "milagro" franqueó el antepenúltimo obstáculo que se interpuso entre Aznar y la Moncloa. Diez meses y medio después, la "amarga victoria" del 6 de marzo del 96 le permitía salvar el penúltimo. Unas semanas más tarde el encuentro secreto con Jordi Pujol, en el molino de Rato en Carabaña, allanaba definitivamente el camino de la investidura.
Aznar llegó a la presidencia del Gobierno, Villalonga a la de Telefónica y Blesa a la de Caja Madrid, como si las condiciones de liderazgo se transmitieran por ósmosis dentro de aquel grupo de amigos. Villalonga logró su propósito mediante un golpe de su característica audacia, haciendo creer a Aznar que tenía el apoyo del BBVA y La Caixa -principales accionistas de la compañía- y a sus presidentes, Francisco González y Fainé, que le respaldaba la Moncloa. Lo de Blesa fue mucho menos fulminante, pues tardó meses en desalojar a su antecesor, Jaime Terceiro, mediante la trabajosa estrategia de la araña, urdiendo pactos con los sindicatos y la izquierda, que en la práctica supondrían el reparto del botín.
Aznar no promovió activamente las candidaturas de sus amigos pero incurrió en el grave error de dejarles jugar con el sobrentendido de que les respaldaba. Era el tiempo en que "España iba bien" -esa primera legislatura, fruto del pacto del Majestic, fue tal vez la más productiva de la democracia- y, con la prosperidad recuperada, llegaba el apogeo del capitalismo de amiguetes. Visto desde fuera, Rato colocaba a sus peones y Aznar a los suyos.
Pronto empezaría a tener que arrepentirse. Aznar había llegado a la Moncloa con un halo de puritanismo pequeño burgués, acuñado desde los tiempos en que adquirió notoriedad nacional cuando, desde la presidencia de la Junta de Castilla y León, se convirtió en el primer líder autonómico que suprimió las Visa Oro de la mayor parte de los cargos públicos. Quién le iba a decir entonces que el símbolo de la corrupción que germinaría bajo la sombra de su bigote iban a ser las tarjetas black que, sin freno ni control, repartiría uno de sus dos íntimos amigos. Para ese viaje de ida y vuelta no hacían falta tantas alforjas regeneracionistas.
En la negociación de la salida de Villalonga de Telefónica hizo de bróker un personaje con vista de lince y pragmatismo fenicio llamado Mauricio Casals
Se ha especulado mucho sobre el impacto que los divorcios de Villalonga, Blesa y Rato tuvieron en la familia Aznar, especialmente en Ana Botella. Mi impresión cercana es que influyeron muy poco en los subsiguientes procesos de distanciamiento personal y político, en comparación con el repudio que a Aznar le merecían los abusos económicos de sus protegidos.
La gran crisis con Villalonga llegó en el año 2000 con motivo de las stock options de Telefónica. Aznar consideraba que, por muy legales que fueran, era un escándalo que el gestor de una empresa recién privatizada se embolsara decenas de millones de euros como consecuencia de los vientos favorables de la economía. Le pidió que renunciara a esa remuneración extraordinaria y, cuando Villalonga se negó, le puso la cruz y la raya.
Lo hizo de una vez y para siempre. Todavía recuerdo con estupor lo que me respondió en su despacho de la Moncloa, recién obtenida la mayoría absoluta, cuando le pregunté qué pensaba hacer con el que pasaba por ser su mejor amigo: "¡A ese, electroshock".
La negociación de la salida de Villalonga de Telefónica fue, por cierto, el primer episodio zanjado entre bambalinas en el que hizo de bróker un personaje desgarbado con vista de lince y pragmatismo fenicio llamado Mauricio Casals. ¿Quién le había dado vela en ese entierro? Pues su gran amigo y protector, el vicepresidente Rajoy, a quien Aznar le había dicho "arréglame ese lío".
Blesa no buscaba el brillo social, ni la influencia sobre el Gobierno... Sólo seguir ordeñando la ubre a la que le había enganchado el nepotismo de la política
Si la filosofía de Villalonga era "piensa a lo grande" y cuéntalo deprisa, Blesa prefirió hacer las cosas a la chita callando. El mediocre sin lustre, colocado al frente de la cuarta entidad financiera del país, fue construyendo su imperio de corrupción canonjía a canonjía, sobresueldo a sobresueldo, tarjeta black a tarjeta black.
De vez en cuando llegaban rumores sobre las trampas de la compra del banco de Miami, sobre sus dispendios en cacerías o sobre los créditos dudosos concedidos dentro de un círculo de complicidades endogámicas. Pero, a diferencia de Villalonga, Blesa no buscaba el brillo social, ni la influencia sobre el Gobierno, ni auparse a la presidencia de una entidad deportiva. Sólo seguir ordeñando la lucrativa ubre a la que, sin mérito ni cualificación real alguna, le había enganchado el nepotismo de la política.
Nunca sabremos durante cuánto tiempo podría haber seguido haciéndolo si no hubiera estallado la crisis económica y con ella la burbuja de las cajas. Al igual que Rato y en menor medida Narcís Serra, Hernández Moltó o los encarcelados gestores de las cajas gallegas y valencianas, Blesa pasó en cuestión de meses del confort de la respetabilidad al albañal de la execración pública. Una legión de preferentistas estafados e incautos partícipes de la salida a bolsa de Bankia le perseguía hasta en sus sueños.
Fijándome en la desoladora soledad del crematorio que ha despedido al exbanquero, me he acordado también de la maldición bíblica que le escuché a Aznar
La saña anticipada, y jurídicamente endeble, con que el extravagante juez Elpidio Silva le llevó de manera efímera a prisión hizo dura mella en su carácter timorato. Blesa no era capaz de oponer a la adversidad ni el temple de un Mario Conde ni las argucias de un Javier de la Rosa. La caída en desgracia le venía tan grande como la opulencia. Era un hombre débil al que la perspectiva de pasar una temporada mucho más larga en la cárcel, mientras sus últimos seres queridos perdían todo su patrimonio en los acantilados de la responsabilidad civil, se le hacía absolutamente insoportable.
El escopetazo con que terminó su vida es la salva de angustia que pone fin a toda una época no de esplendor sino de falso oropel. Hace unos meses reconocí el rostro afable de María José Portela entre las personas que acudieron a que les firmara mi libro sobre el trienio liberal. Pensé que ella tenía la suerte de haber seguido siendo quien era, pero que el título de La Desventura de la Libertad cuadraba muy bien con todo lo que había sucedido a su alrededor.
Ahora, fijándome en la desoladora soledad del crematorio que ha despedido al exbanquero, me he acordado también de la maldición bíblica que yo escuché de labios de Aznar, cual si se tratara del duque de Monterone en el primer acto de Rigoletto: "Te quedarás sin amigos, te quedarás sin familia, te quedarás sin honor y te quedarás sin país". Iba dirigida a Villalonga, pero ha sepultado a Blesa.

       
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miércoles, 12 de julio de 2017

Tennis Opción USA

Want to train like Serena Williams or Rafa Nadal? You now can, but it will come at a cost.
The Rafa Nadal Tennis Academy, which opened last autumn on the Spanish island of Mallorca, is charging kids 56,000 euros ($62,000) a year for tennis lessons and school.
Patrick Mouratoglou's new academy on the French Riviera, where his protege Serena Williams and Novak Djokovic have trained, will set you back close to 40,000 euros a year, while the IMG Academy in Florida costs $78,250.
With a cool 31.6 million pounds ($40 million) up for grabs at Wimbledon, including 2.2 million pounds for the singles winners, tennis at the top is a highly lucrative sport.
But with most players now peaking in their late 20s and teenage grand slam winners few and far between, the cost of developing a tennis pro is rising while there are no guarantees that your child will make it as a professional.
With half of all 14,000 professional tennis players making no prize money at all, are big-name academies worth it?
"There is no rule, everything is possible," Mouratoglou told Reuters in an interview at Roland Garros in Paris this month.
"But the best way to succeed is to be surrounded by professionals," said Mouratoglou, founder and chief executive officer of the Mouratoglou Tennis Academy. "In tennis clubs, they have no experience of that. It's a different thing, a different job."
"ONE-STOP SHOP"
The EUR70 million Mouratoglou Tennis Academy near Nice, France currently has 170 full-time students between the ages of 11 and 18. Opened by 23-times major winner Williams last year, its 12 hectare state-of-the-art site houses 34 clay and hard courts as well as a sports medicine centre, two pools (one in the shape of a tennis racket) and an athletics track.
Although Mouratoglou acknowledged that "most of the kids are not going to be champions" he said the investment is not in vain because his programme teaches them important life skills while also serving as a springboard to a top U.S. university.
"We are No.1 in France to send players to American universities with scholarships, we send 60 players every year," he said.
"It's also a way to tell them (the parents) the investment you made that is huge for several years is worth it, because now your son or daughter has a great university and you don't have to pay for it."
Nadal echoed that line in comments to reporters last year about the philosophy behind his own academy in Mallorca.
"At the international school, we are going to help them make that transition to the best universities possible and prepare them for life," said Nadal, who never attended an academy but was coached by his uncle, Toni Nadal, from the age of four.
Craig O'Shannessy, an Australian strategy analyst for the men's ATP World Tour and a coach with more than 20 years experience, said the academies were just one of several options for would-be tennis champions.
"Twenty years ago we wouldn't be taking our kids out of school to do this. Now, the bigger academies have become a one-stop shop where you can do your schooling and your tennis," he told Reuters.
"But I certainly wouldn't say it's the only option. I still think there is a lot of different ways to get there, whether it's other federations or other small academies or other private coaches."
For O'Shannessy, who has helped, among others, former top 10 player Kevin Anderson, nothing beats one-on-one attention when teaching technique, whereas academies focus much more on group lessons due to higher numbers and a restricted number of courts.
CHEAPER OPTIONS
Although Mouratoglou´s academy is cheaper than IMG or the Nadal academy, the Frenchman conceded: "The price is high and I know most parents cannot afford that."
Mouratoglou said he had been helping out players including Argentina's Renzo Olivo - who beat France's Jo-Wilfried Tsonga at Roland Garros - with his own money for years.
In 2014, Mouratoglou created a foundation which now has 15 players who are being supported in the form of training and fitness. He also recently launched an online platform that provides coaching via a website or app.
Phil Wright, father of 17-year-old budding tennis pro Marco Wright, moved his entire family from England to Portugal in 2012 after being quoted an annual fee of 25,000 pounds for a tennis academy in London.
Wright, a former semi-pro football player, enrolled his son at a local Lisbon club for a fraction of the London fees.
Wright said his son had thrived in Portugal, where he is now enrolled at the JCS Tennis Academy near Lisbon led by former Portuguese Davis Cup player Joao Cunha-Silva.
He trains daily with Portuguese pros including Fred Gil, a former world No. 62, and Felipe Cunha-Silva, who is ranked inside the top 400 in men's doubles.
"We've saved an incredible amount of money," said Wright. "I've personally invested about 50,000 pounds in his (Marco's) career. I know people who spent that in a year."
Instead of playing junior events on the ITF circuit across Europe - which can be very costly - Marco is now playing Futures events in Portugal and is ranked in the top five in the Under-18 age group in the country.
"If he makes it, fantastic," said Wright. "If he doesn't, then at least he knows for the rest of his life, he gave it his best shot."
PARENTAL PRESSURE
Paying a small fortune to advance a child's tennis career can put a lot of pressure on budding stars from an early age.
"If you are paying a lot of money, you want the results," said O'Shannessy, who as a coach has run academies himself.
"Parents have some education on the process but the big thing is, they want results now. And tennis is not a results-now sport. It takes a lot of time, it takes development, it takes losing a lot of matches."

La salida Universitaria

There may be close to £32 million up for grabs at Wimbledon but half of all 14,000 professional tennis players make no prize money at all.
Instead of joining the tour at 18 and grinding it out in far-flung places around the globe for next to no money and ranking points, why not try to land a tennis scholarship at an American university and play tennis at the same time for free?
With both male and female pros now peaking much later than ever before, college tennis is a route an increasing number of talented teenage players are taking before turning pro.
Take Jennifer Brady, one of six former US college players in Wimbledon's ladies’ singles this year.
“I would definitely recommend it,” the American world No.93 said about her time at the University of California, Los Angeles (UCLA).

Deporte Imprescidible

Investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) han descubierto que un nivel bajo de actividad física en la edad preescolar y de primaria se asocia después con un menor rendimiento de la memoria de trabajo en la escuela primaria y en la adolescencia, respectivamente.
La investigación, que publica hoy la revista The Journal of Pediatrics, ha analizado el papel del deporte y el sedentarismo en la función cognitiva de más de 1.400 escolares de Menorca, Valencia, Sabadell y Guipúzcoa para comprobar qué efectos tiene la actividad física temprana en la memoria de trabajo de niños y adolescentes.
Según ha explicado la investigadora del ISGlobal Mónica López-Vicente, primera autora de la publicación, el trabajo ha sido realizado a partir de test neuropsicológicos y cuestionarios completados por los padres sobre el estilo de vida de sus hijos.
López-Vicente ha señalado que una de las funciones más relevantes para el aprendizaje y el rendimiento académico es la memoria de trabajo, es decir, la capacidad de almacenar la información durante un corto período de tiempo para el procesamiento cognitivo.
Las conclusiones de esta investigación indicaron que los niños que habían mostrado un nivel bajo de actividad física extraescolar a los 6 años rindieron significativamente por debajo de los más activos, en el test de memoria que se les realizó en la adolescencia.
Esta asociación también se encontró de forma leve en los niños de 7 años que habían tenido bajos niveles de actividad física a los 4 años.
Otra de las conclusiones es que el comportamiento sedentario temprano puede influir negativamente en la maduración cognitiva posterior en la adolescencia, pero sólo en niños varones.
“La asociación entre la actividad física y la memoria de trabajo en los niños se ha analizado en pocos estudios, pero los que lo han hecho generalmente sí han apoyado esta relación positiva”, ha subrayado la investigadora del ISGlobal.
“Nuestro estudio es el primero en analizar la asociación longitudinal entre los hábitos de actividad física extraescolares y la memoria de trabajo en dos períodos clave de maduración cognitiva”, ha detallado López-Vicente.
Jordi Sunyer, jefe del programa de Salud Infantil de ISGlobal y coordinador del estudio, ha añadido que “estos hallazgos muestran la importancia de promover hábitos de actividad física y de reducir el sedentarismo desde etapas tempranas para aumentar el potencial cognitivo de los niños”.